viernes, 18 de enero de 2013

Hypocrite.

Perdónenme por la Hipocresía de esta nueva entrada y de sus consecuencias. Perdónenme por mentiroso y por débil, por no saber cumplir una promesa, por intentar engañarme a mi mismo. Perdónenme por entrar de nuevo en este Burdel, en busca del consuelo que dan estas letras que son ciegas y que, ojalá, nunca dejen de serlo.

Hoy un Sinsonte vuelve a batir sus alas sobre este océano de datos postmodernista con el que podríamos bautizar a internet. Porque son tiempos difíciles, y es en los tiempos difíciles en los que más necesitamos a artistas y a escritores. Y es que, cuando haya pasado todo, siempre habrá alguien que pregunte dónde estuvimos y por qué no hicimos absolutamente nada mientras las lágrimas caían y se oxidaban los crisantemos.

Ha pasado casi un año desde que este burdel cerró entre lamentos de putas y cristianos, encerrados en la continua lucha que es la vida. Ahora le resucito como siempre supe que haría, borrando la entrada de despedida y convirtiendo esta en mi entrada número 100, como un nuevo amanecer que huele a pólvora de barricada, como un Renacimiento a la italiana y un museo que no será jamás un escaparate.
He cambiado y habéis cambiado, en este mundo de carrusel y de cocaína, que gira rápido y exuberante alrededor del sol y de nuestros corazones. Porque somos humanos, con todo lo horrible y maravilloso que conlleva esa palabra, y los humanos sienten y se equivocan, sueñan y se decepcionan.... y piden perdón a los amigos.

Necesitaba volver a exponer las palabras que algún demonio me susurra al oído cuando me coloco frente a este aparato que tanto tiene de mágico y tan poco de poético. La tinta cambia y también el soporte, pero el espíritu es el mismo, el mismo que hacía que se le revolviera la cabeza a Kafka, las entrañas a Hemingway y el corazón a Lorca. Pensaba empezar desde cero, como el Dios y el escritor que se colocan frente al papel en blanco, pero eso sería arriesgarse a crear un nuevo paraíso con árbol prohibido y creo que yo me estoy volviendo alérgico a las manzanas.

Perdónenme porque será diferente. El niño triste ha muerto y solo queda un egocéntrico Sinsonte demasiado racional para escribir poesía y demasiado libre para contar versos. Es un gran compromiso el estar a la altura de un pasado en el que los sentimientos se me escapaban de tanto reprimirlos a base de Vodka y libros pasados de moda, pero estaré a la altura, os lo juro.



¿No resulto muy convincente? Es porque este proxeneta también os juró que las zorras ciegas que ahora son mis letras no serían resucitadas. Pero es que hoy vuelven para luchar por algo mucho mayor. El Burdel de las letras ciegas se abre con las palabras de un mentiroso.

¿Pero qué escritor no lo es?