Uno de esos idealistas presuntuosos hace ya tiempo que escupió a Dios en la cara y ahora vaga por los callejones en busca de una nueva providencia cuya belleza no apeste a muerte o a mármol. Y parece que la encontró en una mujer triste y rebelde, obsesionada con plasmar instantes y con que el mundo dejara de girar.
Ella encajaba en los suburbios del alma, era la libertad impresa en el aire, el calor en las entrañas y el frío en las alcobas de las lesbianas que hablan francés en primavera. Un espíritu de valentía que lloró el vacío de esta existencia lúgubre y solitaria sin derramar ni una sola de sus lágrimas de cristal. Y es que de vez en cuando, al gilipollas que maneja el destino le da por preparar sorpresas en su guarida de las cloacas neoyorquinas.
Se acercaron lentamente, el caballero y la bohemia, la oscuridad y la tempestad, la mente y el cerebro... y quién sabe si también el alma y el corazón. Porque ambos preferían decir Hola en lugar de Te quiero y pensar en lugar de amar. Gabriel García Márquez dijo que el corazón tiene más cuartos que un hotel de putas, y quizá ambos tuvieran que abrirlas todas antes de lanzarse a ese vacío que se acumula en los tarros de cristal.
—¿Cuál es tu sueño?
—Un beso bajo la lluvia ¿Y el tuyo?
—Un beso bajo la lluvia ¿Y el tuyo?
—Que empiece a llover.
Es precioso, me encanta como escribes, aunque creo que eso ya te lo he dicho en alguna entrada anterior...
ResponderEliminarMuchas gracias. Eres muy amable.
ResponderEliminarOh, dios mío. Me encanta *-*
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