lunes, 31 de enero de 2011

Kamikaze.

El estribillo de una canción olvidada. Te esperaré. Palabras olvidadas que se deslizan eternamente por la garganta de alguna estrella de pop disuelta en agua oxigenada. Palabras distorsionadas por las ondas de alguna torre de radio perdida en el desierto.
Alguien dijo una vez que el perdón es la alegría de los que hicieron algún daño sin mala intención. Quizá tenga razón la princesa y aquello me doliera más a mí que a ella. Arrepentirse es volver hacia atrás y hace tiempo me juré que solo debía avanzar hacia delante y no retractarme de mis errores, solo aprender de ellos.
Mi egocentrismo me hace plantearme continuamente si sigo siendo algo importante para tí aunque no sé si quiero saber la respuesta. Nunca aceptaré que haya sentimientos que podamos controlar princesa, solo podemos reprimirlos hasta que llega un momento en el que explotan y hacen daño. Kamikaze con labios de tinta y bombas de papel.
Así pues, como en esa vieja canción de radio, te esperaré, te esperaré en las sombras siempre allí estaré, no importa que tus ojos no me quieran ver, si tú me has dado tanto yo te esperaré y te daré... mi vida entera.



¿Quién sabe? quizá algún día pueda protegerte de este cruel sucedáneo de la vida.


                                 

jueves, 27 de enero de 2011

Positivisme bon marché.

Me gusta la sensación de meterme en la cama despues de una ducha caliente y oler los libros antes de devorarlos. Me gusta nadar y sentir como el agua estira mis musculos agarratodos, mientras detrás de los cristales la gente camina rápido para no acabar convertida en esculturas de hielo. Me gusta el cine, las peliculas de terror de bajo presupuesto, y todos los clásicos de animación. Tengo muchos idolos pero solo Tim Burton está vivo, Oscar Wilde, Marx, Becquer y Poe sucumbieron a la relatividad del tiempo. Me gusta el frío, las tormentas y las noches de luna llena. Tambien la sangre, los cementerios y todo aquello que se aleje de la realidad pues debí haber nacido durante el romanticismo del siglo XIX. Me gusta el arte, los cuadros de Goya y las catedrales góticas que observo con pasión para encontrar algo bueno en la creencia de ese ente que llaman Dios. Sí, soy ateo y doy gracias a Dios por serlo, por ello me gustan las frases de Nietzsche y los comentarios satirícos de la doctora Temperance Brennan en Bones. No me gusta la televisión, apenas esas series de asesinatos que hechan en Fox, House y los documentales de viajes. Me gusta viajar, me gusta Santiago de Compostela, Barcelona, Madrid e ir a Castellón en semana santa. Me he enamorado de Italia y pienso hacerlo tambien de Praga, de Brujas, de Amsterdam, de París, de Londres, de Atenas, de Tokio, de Nueva york, de Siria, de Israel, de Kenia, de Sidney y de Buenos aires. Me gusta vestir de negro, los paisajes verdes, el color rojo y el cielo morado. Me gustan las canciones de Serrat cuando estoy deprimido y las de Sabina para cuando necesito animarme. Me gusta Beethoven, el heavy Metal y escuchar canciones de amor que de pequeño no entendía. Me gusta ponerme mi palestino verde, la bandera de la republica y hablar de politica con los adultos.Me gusta llorar de risa y me gustaría llegar a  hacerlo alguna vez de alegría.

 
Me gusta la realidad que ofrece Hugo, el interior de Cepa, la felicidad de Roberto, los sentimientos de Alicia, el buen gusto de Carla, las borracheras de Ana, la inocencia de Sara y la de Carlota, las paridas de Javi, la locura de Sofía, los consejos de Noelia,  la hiperactividad de Iván, la fuerza de Adriana, las chingoletas de la Roci, el flequillo de Flequi y esa capacidad que tiene Edu de hacerte olvidar los problemas. Me gustan las hadas que viven en castillos en el aire. Me gusta el chocolate, el café, el susi, los macarrones con queso, la comida turca y las croquetas de mi abuela. Me gusta el eristoff black con mora y el Ballantine con coca cola y olvidarme de ser yo mismo de vez en cuando. Por eso tambien me gusta el teatro. Me gusta mi habitación, las pistolas que lanzan ventosas y revolver entre mis antiguos juguetes. Me gustan las cartas de amor emborronadas de tinta, los poemas manchados con sangre, los besos eternos y los niños fantasmas que se aparecen junto a mi cama. Me gustan las revistas de historia, las fotos en blanco y negro y los articulos de Javier Marías en el semanal de EL PAIS. Me gustan los dioses egipcios, cuando Alicia cae por ese agujero lleno de muebles y el cinismo de lord Henry en el retrato de Dorian Gray. Me gustan las predicciones de Nostradamus, soñar con el 2012 y consultar que le espera a los Aries aunque no crea en esas cosas. Me gusta apuntar todos mis sueños en una libreta. Me gustan los cuervos, los insectos y los conejitos. No me gusta tachar los días en el calendario pero sí pintarlos de verde esperanza.
Me gustas toda tú e idealizar tu romanticismo de renacimiento barroco, aunque sea algo que no dependa de mí. Me gusta estar tan sumamente loco, eso me hace libre.


Necesitaba escribir esto para convencerme de que, como dice Sabina, hay más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas. Pequeñas cosas que hacen de la vida un regalo.

                                                           

lunes, 24 de enero de 2011

Bienvenue.

Nunca vas a leer esto, estoy tan seguro de ello que aprovecho este lugar para desahogar la angustia que corroe mis huesos y empozoña mi sangre con ese toque agridulce que aún me gusta de la vida.
A veces creo que directamente soy imbécil, otras que quizá el amor exista, que eres tú o nadie. Es tan absurdo que no sé si llorar o soltar en una carcajada todo el aire que se corrompe en mis pulmones desde que te ví despues de tanto tiempo, una mañana vulgar en la que dejé de respirar. No he vuelto a hacerlo desde entonces.
De no tenerte nunca a tenerte siempre hay un gran paso y tengo la leve sensación de estar volviéndome loco. El leve roce con tu pelo me paraliza el tacto y tus ojos metálicos vuelven a envenarme el ánimo. Pero lo mejor es tu voz. Todavía me sorprende como hacía por abrir los ojos antes de tener la seguridad de oírte todas las mañanas. Da igual lo que leas o de lo que hables, tu voz de actriz se clava en mí como nunca antes lo había hecho. Y quiero respirar el aire que te sobra, tocarte, sentir tu cuerpo de musa esculpido en hielo y decírte que te quiero porque alguien especial me dijo que te lo dijera si de verdad lo sentía.
Pero todo eso ya lo sabes. Estoy atrapado en un laberinto del que jamás podré salir si no es por tu corazón. Si no me dejas tendré que vivir en él alimentandome de sus latidos, es demasiado tarde para regresar por donde vine. Es justo, yo ya no tengo corazón porque me lo robaste y ninguna otra ha logrado recuperarlo.

 
Una última cosa, si te idealizo es porque eres idílica.

                                                                 

sábado, 22 de enero de 2011

Le compte à rebours.

Hay momentos en la vida de un hombre en los que su mente, su alma y su corazón se mueven de forma diferente. Aquella bruja de euforia monorrima y bondad escandalosa siempre estará entre mis recuerdos, enganchada a mi alma con papel de fieltro permanente. Una compañera en el camino, ese que acaba de empezar y que, por triste que parezca, es de una sola dirección.
Pero el corazón hace ya tiempo que se lo robó una princesa caprichosa, por mucho que la bruja buena intentara recuperarlo y se quedara con una parte de él. Y ese soy yo, un egocentrista sin corazón, con el alma compungida y la mente confusa, en medio de un mundo al reves donde ya no quedan castillos ni en el aire ni en el suelo, donde todas las puertas están cerradas y donde el tiempo ha dejado de ser relativo. Donde la princesa mató al principe y la bruja le dió la vida durante un tiempo. Hubiera odiado a mi estúpido corazón de haber sido dueño de él.



Me consuela saber que la bruja siempre estará allí porque desde el día de hoy he descubierto que es más bien un hada, de esas que comen fresas y se rien por cualquier cosa. Algún día encontrará un duende que le hará feliz y se olvidará de principes como yo que ahora son villanos. Será entonces cuando le demuestre que el amor no lo inventó Disney sino ella misma.

                                 

miércoles, 12 de enero de 2011

Insectes.

Surgen de las sombras con sigiloso tumulto. 680.962 patas golpean el suelo de barro en una melodía hipnótica e irregular. Cientos, miles. Los hay grandes, pequeños, silenciosos, ruidosos, hermosos, horribles, voladores, lentos, negros, peludos y amarillos. Oigo como crujen las hojas en sus mandibulas y el incesante revolotear de sus alas de terciopelo y hiel. Noto como recorren mi cuerpo  mientras saboreo su olor a cebada podrida. No puedo levantarme, no quiero levantarme. Ellos forman parte de mí pues han nacido en la tenebrosa oscuridad que alberga mi interior. Solo yo siento como ese veneno entomologico emponzoña mi sangre. Las crueles polillas de la desesperación agujerean este palpitante corazón, al igual que las arañas del miedo recorren mis huesos y las moscas de la confusión atormentan continuamente mi cerebro. Solo cuando te veo, revolotean en mi estómago las mariposas de la felicidad . No dejes que me hunda en este infierno de octópodos invertebrados, pero no me saques nunca de él porque estoy lo suficientemente loco como para adorarlo.



sábado, 1 de enero de 2011

Au dernier moment.

Y cuando todo parecía perdido, cuando la angustia, el alquitrán y las decepciones se habían fusionado dando lugar a un asqueroso vacío lleno flores marchitas con tallos de serrín, apareces tú y resumes en año en un instante.
Quizá tuviera razón aquella persona que me dijo que no hay que buscar el amor, ni tampoco intentar encontrarlo sino dejar que sea él el que te encuentre a tí.
Una vela en la oscuridad, un regalo inesperado, un horizonte plagado de castillos en el aire y cementerios subterráneos en cuyas lápidas se graba "Amor morte fortior" de forma descarada y desafíante.

 
Siempre quise ser uno de esos principes atípicos y repúblicanos que se enamoran de la bruja al final del cuento, porque sé que somos de un Disney macabro y rebelde con un giño a Tim Burton.