lunes, 28 de febrero de 2011

Sourires de tissu.

No descosas esas sonrisas que bordaste en tu rostro con aguja de plata e hilo de alquitrán.
Respira el aroma de la hipocresía y miéntele al mundo con aquella sonrisa rebelde que te inyectaste a la fuerza.
Cuida a la princesa desde fuera, no permitas que la ocurra nada malo y vela por ella mientras duerme, pero jamás la toques. Ni una caricia, ni un roce... por muy suave que sea su olor y por muy dramática que suene su piel.
Y nunca vacíes esa falsa carcajada que te sale de lo más hondo del hígado. Por mucho que sientas como tu cuerpo se parte en dos cuando lo hace.



Ámala, sueña con ella, idealizalá si quieres, pero nunca la toques. Su cuerpo de cristal se desharía ante la hiel de tus labios. Y sonríela, porque es tu manera de protegerla.

                                                           

viernes, 25 de febrero de 2011

Libellule.

En aquel estanque, aquel donde acudía cada noche a tirar piedras al mundo, fue donde la ví por primera vez. Brillaba en mitad de la noche, desafíando los cantos luminosos de la luna y pirueteando en el aire dejando tras de sí una estela de sangre de luciernaga, o de polvo de hada. Refulgía su verde posado en el estanque, cantaban sus alas en contacto con el viento, moría en cada aleteo y resucitaba en cada pirueta. Quise que fuera mía y, en un descuido, la metí en un tarro de cristal que apestaba a soja y a egocentrismo.
Cuando desperté, la libélula se había ido, dejando tras de sí esa brillante estela que solo ven los que saben mirar. Volví esa noche al estanque y la encontré con un regero de tristeza en sus curiosos ojos entomológicos. Estaba herida del corazón, pero por más que de mis labios se deslizaron preguntas desoladas, estas se perdieron en el viento. Las libélulas no hablan.
Intenté guardarla en el tarro de nuevo, y cuidarla, y alimentarla todas las noches de nectar de rosas y sangre de clavel... Pero la libelula prefería morir sola y tuve que conformarme con amarla desde lejos cada noche, mientras elaboraba hipócritas piruetas para demostrarle al mundo que ella seguía al pie del cañón. O quizá para demostrárselo a sí misma.
Y el crujir de las alas disimulaba su llanto, que limpiaba cada vez que teñía el agua con su verde gallego.
Y no existía el tiempo ni el polvo cuando ella volaba.
Y deseé ser libélula para sumarme a su vuelo, pero aprendí a conformarme con observar su melancólica danza de angustia disfrazada de misterio.


Vuela libélula, vuela hasta quedarte sin aliento, vuela embriagada por la armoniosa heráldica de los sueños.

miércoles, 23 de febrero de 2011

23-F

Hoy hace treinta años de aquel momento en el que España dejó de respirar. Aún hoy se conservan los agujeros que hicieron las balas de Tejero en el congreso de los diputados. Aún hoy quedan los recuerdos de nuestros padres y abuelos que relatan la angustia del momento.
La libertad de la España de entonces, y quizá tambien de la de ahora, se balanceó durante horas en la más delgada cuerda, cual funambulista borracho. Me estremezco de pensar en que algo así pudiera ocurrir ahora y que la libertad con la que nacimos nos fuera arrebatada con la estúpida frase de "viva España".
Brindo por todos esos diputados, fueran del partido que fueran, que se negaron a ceder a su chantaje. Brindo tambien por Juan Carlos, a pesar de mi republicanismo exacerbado, por tomar aquella decisión que, si bien tambien le convenía a él, era indispensable para nosotros.
No soy patriota ni mucho menos. España es el pais donde me tocó vivir y a pesar de todo no es un mal lugar. Pero algo se revuelve en mi interior de pensar en como Adolfo Suárez se plantó delante de ese cañón cargado de represión, por un pais que lo acababa de rechazar. ¿Hasta que punto se puede amar algo como para dar la vida por él?


23 de Febero. El día en que España pudo volver a esa prisión fascista justo cuando se econtraba más débil. Pueden sacar sus tanques, sus bombas y sus frías ametralladoras. Pueden cambiar nuestra vida, alterar la información y degollar nuestra libertad. Pero el 23 de febrero se demostró que, a pesar de todo, los ideales son a prueba de balas.
                     
                                                                                                                  

sábado, 19 de febrero de 2011

Donnez-moi une de tequila, de l'égoïsme et de solitude.

This ain’t a song for the broken-hearted...

El reloj marca las 2:03 de la mañana, pero siempre va algo adelantado, casi tanto como mis pensamientos. Un bar desierto en el que apenas hace unas horas no se podía ni respirar. El suelo está pegajoso por el alcohol derramado y el dueño fuma un cigarro desafiando la nueva normativa. De fondo se repite una canción de Bon jovi y ya no me apetecen más chupitos de tequila.

....no silent prayer for the faith-departed...

Somos pocos, mis amigos se rien y hablan animadamente con el camarero. Yo permanezco sentado frente al cristal que comunica la calle con el establecimiento. Todo parece decadente y marchito, me gusta la paz que emana el lugar.

...I ain’t gonna be just a face in the crowd...

Observo mi reflejo en el espejo y con un giño de vanidad descubro que ante la luz de aquel bar no tengo muy mala pinta. Hacía tiempo que no me sentía a gusto conmigo mismo. Pero esa sensación es tan vacía que me hace sentir completamente solo. No hay nadie en el que pueda depositar todo lo que siento, todo el amor que estoy dispuesto a regalar se comprime en mi interior y me vuelvo cada vez más un Aureliano Buendía encerrado en el libro de Gabriel García Márquez.

...you’re gonna hear my voice, when I shout it out loud...

Es mi vida y tengo la sensación de que se agota conforme pasan lo días, las horas, los minutos, los segundos. Y siento que este es el único lugar al que venir a llorar por una Julieta que aún no ha llegado para este Romeo de corazón marchito.

...It’s my life, It’s now or never...


 Siempre pensando que llegará un momento en el que todo sea mejor. Pero ese momento no llega y mi vida se escapa. Seré feliz cuando consiga dejar de vivir en un futuro imaginario y me centre en este puto presente.

                                   

jueves, 17 de febrero de 2011

Le sang.

Roja. Pura. Limpia. Sangre.
El más paradojico de los elementos del mundo. Nos inunda de vida y nos la arrebata cuando decide marcharse.
¿A dónde se evaporará la sangre de los muertos? ¿Como se filtrarán en el suelo las heridas? La tienen los pájaros y los caballos de carreras, recorriendo una y otra vez sus ardientes corazones. Es nuestra esencia, de donde venimos y a donde vamos. La sangre que nos regalaron nuestros padres. La sangre que  regalaremos a nuestro hijos. La tinta carmín que escribe nuestro destino.
Sangre derramada por ideales que ya se olvidaron. Sangre disuelta en gramos de heroína. Sangre coagulada de los muertos. Sangre entregada a cambio de nada. Sangre de ametralladora. Sangre de hospital oncológico. Sangre de olmo viejo. Sangre que robaron los mosquitos. Sangre inyectada en alcohol. Sangre.


La sangre no es muerte. La sangre no es vida. La sangre es tentación. La sangre es huída.

                                                              

lunes, 14 de febrero de 2011

Valentine.

Un año. Parece mentira sin ser ni siquiera real.
No puedo evitar preguntarme como habría sido el día de hoy de no haber roto las canciones francesas que hablaban de nosotros, de no haber ahogado esa locura que llamabamos amor, de no habernos separado hasta siempre y para siempre...
Me pregunto cuándo empezamos a escribir para crear belleza, en lugar de hacerlo para soltar estos sentimientos que nos oprimen el alma y algo de hígado. Hagámoslo pues.
Todo es diferente hoy. He cambiado. Has cambiado. Tanto que a veces me cuesta admitir que seamos las mismas personas de aquel momento mágico ante aquel testigo de dos mil años, de aquel primer beso tan torpe del que aún hoy me ruborizo... de aquellos ojos de gata  refulgiendo en la oscuridad de ese sopor tan escalofriante.


Y es que, como dicen las viejas canciones de los setenta, el amor verdadero es tan solo el primero. Que fué uno de los días más especiales de mi vida no es ningún secreto. Que aún sigo enamorado de tí tampoco lo es.
Hoy no es un día especial porque sea San Valentín princesa, sino porque es 14 de febrero y hoy hace un año que me enseñaste a respirar. Gracias.

                                    

sábado, 12 de febrero de 2011

Finito.

Hoy he decidido sumergirme en ese charco de barro donde fluyen las ideas, donde agonizan los peces y se revuelca el escarabajo. Ojalá este loco. Ojalá sea tan raro como me tacha el mundo. Ojalá me enamore algún día de la soledad a la que, parece, estoy condenado.
Quiero perder la cabeza, quiero crear un mundo donde todo lo que pido se haga realidad porque soy egocentrico y caprichoso. Y me gusta serlo. Quiero mi mundo de aire de opio y tizas de colores, de ríos de sangre y luces de bohemia, de noches eternas y días estereotipados... y lo quiero ahora.
Me rindo, al final estaba más solo de lo que parecía. Todo es tan vacío que me dan ganas de vomitar.
Lagartos de ocre, besos de alquitrán, tiranía en el pais de los muertos, comida para peces muertos, burbujas de ácido sulfúrico, pseudoaniversarios en 14 de febreo, pseudoamistades, pseudorealidad, pseudofelicidad.


Siento que leas esto pues no es más que un  escumitajo de mi alma desgastada. Tomateló como mi despidida del mundo de los cuerdos.

                                    

martes, 8 de febrero de 2011

Lettre à un nouveau-né.

Supongo que ya te habrán dicho lo que te espera aquí, en el mundo. Pero, como todos, te has empeñado en venir costara lo que costase. Estás avisado asi que tu mismo debes hacerte cargo de las consecuencias.
Primero sentirás un frío inmenso y desearás con toda tu alma volver a ese vientre caliente donde no tenías la estúpida necesidad de respirar. Llorarás y te acordaras de mí y de mi advertencia, mas la crudeza de la vida no reside solo en el frío y en esas figuras difuminadas de tu alrededor.
Pronto descubrirás lo horribles que pueden llegar a ser las personas, lo desafortunadas que pueden llegar a ser las circunstancias y lo dificil que puede llegar a ser el sobrevivir en este puto mundo de locos.
Quizá seas uno de esos tiranos que imponen sus ideales sobre los de cualquiera, o quizá lleges a ser la persona que solucione los problemas del mundo, aunque dudo que una criatura tan pequeña llege a tener tanta fuerza. Quizá nazcas en un pueblo de Tanzania y mueras de desnutrición a los seis años o lleges a ser el primer hombre en pisar Marte. Quizá seas una striper en algún bar de carretera, un inspector de hacienda ruso o el arzobispo de Constantinopla. Quizá te enamores aunque no te lo recomiendo.
Quizá mueras nada más nacer y la dura vida de la que te hablo se resuma en una dificultad inmensa por respirar. Pero, a pesar de todo, te recomiendo que lo intentes, que cuando salgas de ahí pongas toda tu alma en respirar y conviertas tu llanto de miedo en llanto de triunfo.


Asústate del mundo, míralo como algo cruel y despiadado y témelo con toda tu alma si quieres, pero no dejes que te absorba ni que te cambie. Te recomiendo que aunque lleges a este mundo llorando, salgas de él con una sonrisa de rebeldía. Y enamórate aunque no te lo recomiende, y viaja, aprende, come, bebe, ríe... y demuéstrate a ti mismo que valió la pena respirar aquel día y echarle cojones al mundo.
                                       

lunes, 7 de febrero de 2011

Carrés.

Ya el ágora griega era el lugar donde Sócrates empezó a proclamar su "yo no sé que no sé nada" y donde quizá le tomaran por loco.
Plazas. Si tuviera que definir con una palabra la humanidad diría "plazas" pues es en ellas donde han transcurrido los momentos clave de la historia del ser humano. 
Cubre la plaza de Salamanca un aire libre e intelectual desde que la rana de la universidad se durmió en la calavera. Iluminan la plaza de Madrid miles de bomibillas incandescentes al cielo nocturno, morado y nebuloso. Sueña Picadilly Circus rodeada de teatros de mármol y lucha Trafalgar Square en mitad de Londres. Vuela la plaza de San Marcos en Venecia al ritmo de sus 953 palomas y reza la plaza de San Pedro en la inmensidad del Vaticano. Revoluciona el mundo la plaza de la Bastilla en Francia. Llora la plaza de Mayo en Argentina por aquellos que nunca volvieron. Recuerda la plaza de Cuzco en Perú a un un imperio perdido. Canta la plaza de Viena y suspira la de los Héores en Budapest. Vive en Praga la plaza Wenceslao y muere la plaza Roja en Moscú en un eco de disparos inaudibles.
Resiste la plaza Tahrir en Egipto. No te rindas. 


La libertad es un derecho intrínsico del ser humano y nadie puede arrebatarosla. Lucha Egipto, lucha y nunca te rindas. Acabad con la dictadura, instaurar la democracia y arrancad esa oligarquía que destruye como un cáncer el mundo musulmán.

                                                                   

viernes, 4 de febrero de 2011

Masques.

Baile de máscaras. Fiesta. Y la muerte se enamoró.
Ella era una de esas flores que surgen cada quinientos años de las entrañas de la tierra. Su vestido lucía un verde esmeralda que concertaba con el iris de aquellos ojos que refulgían tras la máscara morada. Sus manos sujetaban con delicadeza una copa de vino toscano que no probaría en toda la noche.
La mano de Plutón agarró la de aquella doncella de cristal preguntandolé su nombre. Ella en un armónico suspiro dijo: Perséfone, y la muerte se enamoró. No pararon en toda la noche su frenético baile, en el que el verde de ella se confundía con el negro de él. Nadie conocía a aquel hombre de pelo largo y antifaz, que se movía con la ternura de las hojas cayendo en otoño, pero nadie supo tampoco cuando dejó de bailar ni cuando deslizó un nota de caligrafía perfecta sobre las manos de Perséfone.
Se citaron bajo un olivo en el jardín donde sus labios se hicieron uno. Ella era aún más hermosa bajo la máscara, él parecía haber vivido cientos de años sin cambiar. Sin dudarlo, ella mordió la granada que el hubo de ofrecerle en un platito de plata. Notó como su corazón se paraba y hades la llevó a los infiernos para que fuera su esposa.
Y vió su juventud pudriendosé junto a los muertos. Y derramó amargas lagrimas por no haber podido despedirse de la luna ni de las flores. Y su vida con él se convirtió en un eternidad sola. Fue entonces cuando la muerte la dejo marchar con la condición de que volviera todos los años despues de la fiesta de la cosecha.
Así volvieron los campos a florecer tras el largo invierno, y así volvieron a escarcharse tras su partida a los infiernos.


Y ahora la muerte espera que vuelva su amada, su esposa, la diosa de la primavera... y de los muertos

                                                             

miércoles, 2 de febrero de 2011

Portrait.

El palacio se volvió guarida. Las flores se convirtieron en espinas y el rocío en sangre. El reino quedó reducido a cenizas. El mar es alquitrán y el puerto se hundió en una trémula despedida. Las personas ahora son borrosos recuerdos y en la isla no volvió a salir el sol.
Encerrado en una de las almenas, el principe se volvió sombra. Un leve suspiro de vida entre los inertes y fríos muros del palacio. Cualquiera hubiera jurado ver un fantasma si no fuera por aquel brillo de esperanza en los ojos que le mantenía con vida. Una esperanza alimentada cada noche a base rayos de luna, una silenciosa fotosíntesis durante la cual esperaba observar ese barco de proa dorada y velas de plata donde un día marchó su princesa para no volver.


Brujas, hechiceras, ninfas y hadas de cuento no pudieron encontrar jamás su corazón. El principe lo guardaba con recelo en una cajita de estaño, rojo y palpitante, para cuando ella volviera. Fue entonces cuando su pueblo le abandonó, la isla quedó desolada y la tierra cobró el mismo aspecto putrefacto que su alma. Juró a la luna que la esperaría, arrodillado bajo aquel retrato de ojos verdes, mirada fría y rostro insensible, esperando que cobrara vida para volver a escuchar esa voz que, por desgracia o por virtud, hace tiempo le hechizó.