jueves, 9 de diciembre de 2010

Anatomía del viejo que nunca lo fue.

Las sombras y el polvo cubrían la fabrica abandonada de juguetes de Kingrots, el silencio se hacía presa del gran almacen abandonado a las afueras de la cuidad. Como cada noche, un hombre viejo y enjuto mas de aristocrática figura, se colocó delante de la fabrica con los ojos vidriosos, presionó el botón de la linterna y observó los viejos estantes con indiferencia y aversión, examinando cada juguete encerrado en sus perfecto envoltorio. Caminaba por la estancia, firme en su monótona y sentimentalista procesión hacia el pasado. La fabrica parecía haberse quedado estancada justo en el momento en que ocurrió el incidente... Los ojos del hombrecillo temblaban solo al recordarlo, sus huesudas manos comenzaron a temblar, mientras su corazón se encogía, el aire se le hacía pesado y sus viejos pulmones, consumidos por el tabaco, dejaron de respirar con fluidez. Los acontecimientos volvieron a su mente, recuerdos dolorosos, difíciles de olvidar, las pequeñas gotas comenzaron a resbalarse en su cara carcomida por el sufrimiento y la culpa, y cayeron al abismal suelo, desapareciendo en él. Cerró los ojos en un intento de borrar ese cruel sentimiento
Pero esa horrible sensación no desaparecía. Esa noche era tan cualquiera como la de cuando ocurrió el incidente, su creciende masoquismo sentimental le obligaba constantemente a volver una y otra vez a aquel lugar, pero esa noche tan cualquiera era horriblemente diferente a todas las demás. Las estanterías comenzaron a vibrar a su alrededor, todo daba vueltas y el hombrecillo cayó al suelo desplomado. Su linterna se apagó, aunque quizá nunca llego a estar encendida. La única luz provenía de una puerta al final del pasillo que él ya tanto conocía, sus piernas se levantaron poco a poco, dejando atrás ese duro y frío suelo, para caminar con decisión hasta la puerta entreabierta.

 La parpadeante luz dejaba vislumbrar los pequeños y antiguos muebles, desgastados por la carcoma y la humedad. Sus ojos comenzaron a humedecerse al contemplar aquella foto situada en la esquina superior derecha de la cómoda marrón ubicada debajo del gran ventanal. Caminó por la estancia en dirección a la cómoda, con un paso mucho menos firme. Era como si ya lo hubiera vivido, parecía el retazo de un sueño que quizá nunca tuvo. Se acercó a la fotografía y, emocionado, observó aquel retrato en sepia de aquella mujer que ya no existía. Penélope se llamaba y era pianista.  Los ojos del viejo se llenaron de lagrimas, con sus manos cogió aquella antigua instantanéa, y la contempló durante unas minutos, recordando el día exacto en que fue hecha, sus cabellos color miel se mecían con la serena brisa, rozó con su pulgar la sonrisa alegre y juvenil de ella y deseó tener de frente a aquella mujer ya desaparecida.
La luz se apagó en la habitación y una deliciosa melodía acudió de pronto a sus oídos. Era una canción meláncolica mas de un exquisito encanto que brotaba de la presión de unos dedos delicados sobre el márfil de algún piano. El hombre no recordaba que hubiese ningún piano en la fábrica, no obstante siguió la música embelesado, aferrando fuertemente la fotografía. Intentó encender la vieja linterna mientras caminaba, pero no la tenía ya en las manos, quizá nunca llego a tenerla. La melodía comenzó a sonar cada vez más fuerte, fue en dirección hacia ella, con pasos firmes y la fotografía en la mano, de repente, la melodía cesó, y, detrás de él, un gran golpe interrumpió sus pensamientos. Se quedó quieto, completamente inmovil, la música había dejado de sonar.
Cuando se acercó vacilante al lugar de donde provenía la música solo encontró un viejo gramofono hecho pedazos en el suelo. Notaba una presencia detrás de él, el miedo le paralizó, era incapaz de articular movimiento alguno en contra de la persona que estaba detrás suyo, sus temblorosas piernas luchaban por mantenerse en pie, mientras que sus doloridos ojos intentaban ver, a traves del pequeño espejo al extraño inquilino. Minutos despues su vista exausta comenzó a nublarse mientras sus piernas caian al frío suelo, y allí, mientras la nieve caía por la ventana, se desmayó, abandonando el cuerpo a su suerte. Antes de caer solo vio el retazo de aquel rostro femenino, sonriendo con ternura.
Cuando despertó el lugar había sido arrasado por el fuego. La negruta cubría las pocas paredes que quedaban en pie y solo el gramofono y él se mantenían ajenos a la tragedia. El hombre se levantó extrañado sin distinguir muy bien si estaba soñando o acababa de despertar. Miró a su alrededor, intentando identificar la habitación en la que se hallaba, pero, a primera vista, no era conocida.

Hurgó entre su memoria, entre los recuerdos más recientes y los más lejanos, intentando identificar esa habitación en algún momento de su vida, de repente lo recordó, y sonrió, aquel cabecero de la cama era inconfundible y los recuerdos referentes a él comenzaron a venírseles a la mente. Estaba en la habitación del gramofono, donde se había desmayado, en la fabrica. Recordaba la cama donde tantas noches había pasado, desatando su pasión con su brillante esposa y su sonrisa arcaica desembocó en una lágrima rebelde que le resbaló por la mejilla.
La sensación fue leve, enseguida recordó el incendio, recordó el momento en el que se destruyó la fábrica...mejor dicho, el momento de cuando en un ataque de rabia incendió la juguetería.Recordó como la cerilla desprendió una llama capaz de arrasar aquel almacen, de destruir el lugar donde había pasado los días más felices de su vida y de cómo, por error, ella acabo entre la gran llamarada.
La rabia le recorrió el cuerpo, haciendo que derribara todos los objetos que se encontraban, el gramófono cayó al suelo, haciéndose mil pedazos, como su corazón que se hallaba en el suelo, repartido en mil pedazos...¿Por qué lo hizo? intentó hayar una respuesta y solo encontró la caja de cerillas al lado de una botella rota de ginebra, que avivó el incendio y el odio de su corazón.
Estaba tan celoso, se sentía tan mal... ella no iba a perdonárselo nunca, tampoco todas las almas de sus inocentes trabajadores. La palabra asesino se le coló en la mente, y su rabia aumento aun más. Cuando hubo destruido la habitación entera, de manera que ya no quedaba nada de lo que era entonces, se tumbo en la cama, miró el techo blanco, solo quería quedarse allí, morir consumido por el fuego, como ella. Cerró los ojos, mientras que el fuego destruía lo poco que quedaba de habitación, el calor se había cada vez más insoportable. Él vio como todo se incineraba, como el fuego destruía todo convirtiéndolo en cenizas y recordaba una y otra vez la imagen de su mujer siendo carbonizada.
De pronto se quedó parado, en la vieja fabrica apareció un hombre con traje y corbata acompañado de otro bajito y gordo de rasgos asiáticos -El solar es perfecto- dijo el hombre de la corbata- lleva abandonado algo más de 50 años y las paredes de la vieja fábrica anterior podrán tirarse con facilidad. -¿Cómo se incendió?- preguntó el hombrecillo oriental interesado. –Un accidente-respondió el hombre con corbata-pero ya no queda nada de lo que era antes, se pueden derribar las paredes. -¿Tú crees que este es el sitio que estamos buscando? –Sí-respondió su amigo-no hay ninguna duda.
El viejo se escondió entre las cajas, escuchando todos los planes de los dos hombres, oyendo como iban a terminar de destruir aquel almacén que había sido su hogar durante años.
¿Habían dicho cincuenta años? El edificio se había incendiado el día anterior, además no podían comprarlo sin su consentimiento: era su propiedad. Se levantó de su escondite y se dirigió hacia ellos con paso firme pero unas palabras del japonés le frenaron:
-No sé Bill, ya sabes que soy muy supesticioso y lo que cuentan de este lugar, del viejo que lo incendió con su mujer y sus empleados dentro... ¡por el amor de Dios Bill ese hombre se prendió fuego a sí mismo!
Repasó las palabras de aquel hombre una y otra vez, ¿A sí mismo? Pero él estaba allí, no podía haberse muerto, busco algo a lo que aferrarse en aquel lugar, también busco fuerzas para enfrentarse a aquellos hombres y echarlos de ahí a patadas, pero el miedo le pudo, le paralizó, haciéndole cobarde, se sentó en el suelo, esperando que le descubrieran, así le daría tiempo a labrarse una gloriosa defensa.
Los hombres seguían hablando, caminando hacia el lugar donde el viejo estaba sentado. No parecían advertir su presencia y cuando el hombre se levantó para dejarles pasar, esto no hizo falta pues como si su cuerpo estuviera hecho de aire, los dos caballeros lo atravesaron sin inmutarse mientras continuaban con su conversación.
No creyó nunca en los espíritus, ni en las virgencitas ni en el mas allá, esto le ganó más de una bronca con su mujer, pues ella era demasiado creyente. Sin embargo ahí estaba él, invisible ante los ojos de aquellos señores, muerto, y sin su mujer, comenzó a ver esa habitación añorando pasear sobre ella o correr riéndose tras su mujer mientras ella le llamaba cobarde una y otra vez…
La confusión era tan grande que no le dejaba respirar, pero se dio cuenta de que no lo había hecho en ningún momento. Llevaba 50 años muerto y ahora lo comprendía todo: los muertos solo ven lo que quieren ver.
Entonces apareció ella, incorporea, pero con su mirada siempre fresca y alegre, "ven" le dijo. El viejo, que ya no lo era pues había rejuvenecido hasta el momento de su muerte, comenzó a llorar, pidiendo disculpas a su esposa por proporcionarle tan horrible final, ella sonrió y dijo:-

¿qué final Victor? esto es solo el principio, estás perdonado al igual que tú me has perdonado a mí-
 las lágrimas cesaron y la miró a los ojos, recordando en ellos los mejores tiempos juntos, él observó la sonrisa de ella en silencio y, con miedo, rozó su tez, mientras cerraba los ojos. Todos los recuerdos tristes desapareciendo por completo, dejando espacios vacios para que se llenaran con los recuerdos de la nueva vida que juntos comenzaban. Agarró la mano de su esposa, agradeciéndola haberle perdonado, mientras contemplaba a las máquinas derribar el edificio, liberando los recuerdos que encerraban y dejando el solar descubierto para el nuevo negocio de libros de la ciudad.



 

sábado, 20 de noviembre de 2010

Âmes.

Qué ente más maravilloso es el alma. A veces, cuando paseo por las oscuras calles de mi subconsciente,  espero encontrar mis sueños, mi sangre y mi esencia, agrupados en ese inmortal y frágil cuerpo que llamamos Alma.
Me gustaría que el alma existiera casi tanto como me gustaría creer en ella.
Disfruto al imaginar de que color tienen las personas el alma. Almas calientes y multicolores, latiendo en las entrañas de cuerpos fríos.
Hay almas rosas, que posee la gente presumida y superficial, pero inocente y dulce al mismo tiempo.
Las almas verdes son de los mentirosos, curiosos y empáticos.
Azul es el color del alma de la gente tranquila y pacífica, serena como el mar.
El alma marrón incluye un gran caracter, escondido tras inumerables capas de timidez.
Amarilla es el alma de los soñadores despistados y naranja la de charlatanes seguros de si mismos. Violeta la de virtuosos y artistas hipocritas que huyen de la realidad.
Hay tambien almas rojas, pertenecen a los despiertos e inteligentes, a los débiles y a los evasivos y grises como las que poseen las personas fuertes, tozudas, fieles y violentas.
Negra es el alma de los muertos.
Hasta ahora nunca había encontrado un alma blanca. Será porque muy pocas personas la poseen.
Es dulce como las almas rosas, empática como las verdes, tranquila como las azules y tímida como las marrones. Es soñadora como las almas de color amarillo y charlatana como las de color naranja. Es virtuosa cual alma violeta e inteligente como la roja. Es sobretodo fuerte, como las almas grises.
En calles atestadas, esa alma brilla incandescente, viva... blanca.
He quedado cegado ante su luz, sorprendido de que el alma de una persona haya podido iluminar de nuevo la mia, que creía podrida, muerta... negra.


                                  

sábado, 13 de noviembre de 2010

Lumière d'automne.

Cae gris sobre la calle empapada,
con el tañir de la monotonía,
la lluvía del frío enamorada.

Aspera y caliente es la afonía,
y aun más profundo es el anhelo,
del otoño y su sacástica ironía.

Polvo cubre aquel viejo violonchelo
que, olvidado en algún funesto cuarto,
triste emana su música hacia el cielo.

Sincretismo de hojas y de esparto,
cruje ante los pasos aracnoides,
del sentimentalismo barato.

Y encerrada la gente en ataudes,
de otoño, sangre y telerañas,
la única luz, son esos ojos verdes.




miércoles, 3 de noviembre de 2010

Les complications banas.

                                                         Luces que apagan en mi universo,
ceniza que cubre estos mis alambres
gotas de sangre convertidas en verso,
                                        poemas que encierran sudor y masacre                                        

La vida pierde su capa almidonada,
Es el cambio a áspera elegía
Cuán bendita es la ignorancia
Y cuán cruel la filosofía

Vives simplemente para no morir
Mueres por obligada circunstancia
Miedo a ese desconocido matiz
Fin de la luz y de la esperanza

Te agarras a la fe desesperado
Imaginas cielos  y otras venturas
Endulzándo la muerte con grito  ahogado,
Maquillando de lirios la sepultura.

Miedo a lo que siempre existió
Los hombres no somos etéreos
Pero el pensamiento y el amor
No pierden su valor por no ser eternos

sábado, 23 de octubre de 2010

Catarsis.

Me gustaría posar una venda en tus ojos, en esas tristes esmeraldas empañadas de lágrimas, cogerte fuerte de la mano y llevarte lejos, mucho... donde no existen ni los recuerdos ni el futuro. Escapar, juntos.
Me gustaría protegerte de este cruel sucedáneo de la vida, despejar tus dudas y amontonar tus miedos, tus problemas y tus lagrimas en un frasquito que prometeríamos no abrir jamás.
Me gustaría alterar el mundo, o mejor, crearlo desde cero. Un mundo solo para tí, nuestra propia utopía plagada de ideas y químeras que flotarían en el aire como pompas de jabón.
Me gustaría dibujar alas en tu espalda, alas de sangre y de luz de luna, que cobrarían forma cuando libre atravesaras el horizonte, mecida suavemente por el viento.
Me gustaría entrar en tus sueños y decírte que este loco nunca olvida, mientras espanto tus pesadillas con pétalos de arena.
Me gustaría hacerte incorpórea, étera, inmortal. Me gustaría que no desaparecieras nunca.



Me gustaría tener aquella revancha prometida de ajedrez.

martes, 19 de octubre de 2010

Élémentaire.


Viento, libre y étereo,
de elocuente palpitar.
Arranca el árbol marchito,
cubre de polvo el altar.

Tierra, hogar de los muertos,
del lirio, la rosa y el pan.
Luchan en fiera batalla,
la ensenada contra el mar.

Agua, fuente de vida,
del salitre y la nevada.
La tormenta trae la lluvia,
la lluvia apaga la llama.

Fuego, ardiente pasión,
de cera, sol y brasas.
Febo quema el incienso
 y aromatiza el alba.

Pero el amor y el odio,
que hacen la vida cara,
No son más que la unión
del todo con la nada.

jueves, 14 de octubre de 2010

Mangle.

La confusión es tan grande que apenas puedo expresarla con palabras, quizá por ello utilice este portal, este camino hacia las respuestas que necesito, este papel en blanco, puro, suave, virgen…
De la misma manera que el tocar las alas de las mariposas desencadena su muerte, mi pluma sabotea el papel tiñéndolo de sangre, recuerdos y alquitrán que rompen  su pureza y lo convierten en algo carente de significado, pues si de algo estoy seguro, es que son las cosas sencillas, hermosas… los únicos elementos del mundo que lo contienen.
La belleza cuenta con más significado que la razón, no se necesita explicar porque algo es bello, explicarlo sería quebrantarlo, romper con la sencillez de la percepción de los sentidos. Ese afán de explicarlo todo es lo que hace al mundo complicado,  Lo que sabotea la belleza al darla un significado que ya tiene pero… ¿por qué? Me inclino a pensar en el miedo del ser humano, quizá su sentimiento más fuerte por ser aquel que siempre condicionará su vida, como aquel elemento que nos mueve a investigar, definir el mundo, complicar lo que ya conocemos y huir de lo que ignoramos.
Pero definir es limitar, y ahí está la clave, pues el ser humano necesita limites, encerrarse, convertirse en la oveja que conoce todo lo que abarca su cercado y que contempla con indiferencia lo que hay al otro lado de la valla.




jueves, 7 de octubre de 2010

Tradition.

Tauromaquia: Dícese de garrulismo exacerbado que intenta demostrar valentía y patriotismo al acabar con la vida de un animal atrapado en un ruedo.
Para muchos representa a España, en mi opinión solo a la primitiva. La tozudez e inseguridad del pais se vierten en una celebración obscena y nauseabunda en la que un individuo vestido de payaso, agujerea el corazón de un animal para regocijo de los espectadores.
La estupidez cobra forma cuando estos individuos califican la fiesta como "cultura". No solo deberían enseñarles a estos señores un poco de etimología latina, sino que tambien deberían explicarles que la cultura crea y no destruye. Llamarlo cultura es un insulto a la propia inteligencia.
Pero en fín, todo ello tiene un transfondo bastante interesante en el que se deja ver a la España incapaz de modernizarse, incapaz de superar el fanquismo, incapaz de dejar atrás cualquier elemento de su pasado y que mira recelosa y, perdonen la expresión, claramente acojonada, al futuro.
Son mentes conservadoras, principalmente por miedo. Lo desconocido da miedo  y el futuro es desconocido. Conclusión: el futuro da miedo.
 Retrogada forma de pensar para el siglo XXI.


martes, 5 de octubre de 2010

Rapide.

Llega un momento en la vida de un hombre en el que este debe admitir que ha cometido un error, se ha salido del camino atravesando un sendero que no conducía más que a un estrambótico desastre.
Admito mi error y soy consciente de lo que hice... pero no me arrepiento. Se debe encajar los problemas y aceptar que forman parte de uno.
Arrepentirse es fracasar y fracasar es darse por vencido. Darse por vencido es renunciar a tus sueños y eso es imposible: Ellos son más fuertes que tú.
Un sueño es un objetivo que cumplir, una razón por la que seguir luchando contra el viento, la sal y la marea de la vida. La clave está en apoyarse en ellos para seguir adelante y en utilizar tus errores como combustible.
Pero recuerda que en ese momento, solo podemos usar aquellos errores que hemos aceptado, aquellos que Wilde resumía con la palabra experiencia.


sábado, 2 de octubre de 2010

Scepticisme.


No creo en el altruismo ni en la sociedad.
Dejé hace mucho de imaginar un mundo regentado por un dios, si es que algún día lo hice.
Reacio a creer en el orden y en el desorden, en la politica y en la autocracia, la utopía se convirtió en una quimera.
Nada está escrito, el destino no existe y el tiempo es relativo. La luz es oscura y la noche serena.
No creo en el cuerpo ni en el alma, sería como creer en orugas y mariposas. Como creer en la vida y en la muerte.
Los barcos zarpan y a las palabras se las lleva el viento, en un oceáno de sangre que apesta a salitre y a gritos de gaviotas.
Tampoco creo en el pretérito imperfecto, ni en el perfecto si es tu nombre el que recibe la acción del verbo.

viernes, 1 de octubre de 2010

Des yeux et trains.

La vida real es aun más aterradora que los cuentos.
Hecho de menos vivir en los cuentos.
El esfuerzo no basta, tienes que aprender bien a caer para poder levantarte y nadie te asegura que ese sea el último golpe.
Alguien me dijo que fracasara mejor y que fracasara otra vez, esas palabras retumban aun en mi oídos pero suenan terriblemente secas, vacías... bonitas, pero inútiles. Estoy cansado de fracasar y estoy cansado de esperar un tren que nunca va a volver. Un tren de carriles oníricos y mecanismos de piedra que quizá algún día me llevó lejos, mucho.
El tren descarriló y continué andando por aquel desierto de estrellas y sangre por el que viajaba. Cualquiera se hubiese arrepentido de coger aquel tren pero yo no, había sido un viaje maravilloso..
En medio de aquella noche sin luna, solo las estrellas me observaban aristocráticas y presumidas, como dicen los cuentos que son las estrellas. Intenté volver al tren, repararlo y dejar de caminar solo. En mi camino aparecieron los dos ojos más grandes del mundo. Centelleaban sobre el cielo y los confundí con la luna. Voy a seguir a esos ojos dado que el tren nunca volverá a funcionar, quizá porque no me aseguré de traer combustible en mi viaje. Voy a seguir esos ojos pero si vuelvo a caer no lo llamaré fracaso.
Me voy con aquellos ojos porque me devuelven al mundo de los cuentos olvidados, ya los idealicé una vez o quizá solo lo hice en un sueño que no recuerdo. Cuando el tren vuelva a funcionar espero que llegue lejos, cargado de espejos sin reflejo y velas cuyo fuego nunca se apaga. No estaré allí para verlo.
Quizá deba rendirme pero no puedo hacerlo quizá por mi positivismo. Pero el positivismo está basado en el terror y el terror en la pérdida de lo que es más importante para tí.
No tengo nada que perder, solo aquello que nunca tuve.

Vento

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Jeux.

Una vez leí, que a los hombres podemos perdonarles que hagan algo útil siempre que no lo admiren y que la única excusa para hacer algo inútil es admirarlo infinitamente…
Que todo arte es inútil.
Sí esta carta entonces es arte, pueden quemarla por ser inútil, algo que desgraciadamente no encaja en el mundo material y extremadamente racional en el que vivimos…
Por el contrario, si esta carta les resulta de gran utilidad, quémenla también, pues no habrá cumplido en absoluto su objetivo de ser fantásticamente inútil.
¿Qué utilidad le ven a idealizar unos ojos ante los que gira el mundo? Unos ojos, capaces de recorrer el alma, explorarla de un solo vistazo… unos profundos robles ardientes, atrapados en una cristalina cúpula inquebrantable.
Marrones,femeninos, grandes, enormes… sobre los que gira el universo infinito, luz que devora la oscuridad, ojos de los que mana la vida que ilumina el bosque negro, oscuro, profundo… donde se halla mi alma.
Mi corazón permanece encerrado en unas espinas, nobles y crueles espinas que lo protegen y a la vez lo hieren mortalmente. La luz que desprende la oscuridad de sus pupilas, ha prendido el espino, me ha dejado vulnerable, ha acabado con mi protección… pero también ha finalizado con el dolor que me producían. Mi corazón ha dejado de sangrar.
¿Inútil? ¿Exagero? Quizá, pero si para algo están los sentimientos es para exagerarlos… y más cuando se trata del amor. Sólo se, que hay unos ojos que me han devuelto a la vida y que me han dejado completamente vulnerable.

Vento

Nihilistes Lirica.

Quizás sea una paranoya, quizás ni siquiera exista, ni tú, ni yo, simple Vanidad ¿Quien sabría diferenciar el sueño de la realidad?
Me preguntaron una vez que se reflejaba en el espejo ¿filosofía barata? quizás nada se refleje, maldito objeto, bendito hereje.
Pero mi corazón siente que allí se encuentran las respuestas que tanto necesito, para salir de las sombras, para prender fuego al hastío que me consume, como lo hace la cera de la vela de un sueño que nunca tuve
Desahogo sentimental, simple tablón de una red social... decir que lo siento, por no comprender el porqué del sufrimiento.
Y ahora nada importa, quizás porque nada existe...
Y Si nada existe y todo, todos, sois producto de mi imaginación,
¿por qué me tortura mi mente con este profundo ardor?
Y como nada importa, no importa si tengo o no tengo orgullo, y lo siento, pero si de algo estoy seguro es de que cambiaría mi vida por solo un segundo más al lado tuyo...

Vento

martes, 28 de septiembre de 2010

Zoociedad

No es un cambio, es una adaptación.
El mundo nos obliga a adaptarnos, es necesario que nos adaptemos para sobrevivir en esta ¿zoociedad? ¿Suciedad?
A veces es más fácil cerrar los ojos, la vida deja de tener sentido.
El odio nos mantiene vivos, hasta que, una vez consumado, se esfuma dejando tras de sí un vacío... ácido, profundo ¿delicioso?
El amor, una serie de reacciones químicas que tiene como finalidad la reproducción, el sexo, una trampa de la naturaleza para no extinguirse. Quizá nos hayamos inventado la euforia y el sufrimiento que supone ¿para qué? Para darle sentido a la vida.
No hay sentido, no existe... dejen de buscarlo. Somos motas de polvo, morirás y dentro de 100 años nadie se acordará de tí, te esfumaras, jodeté

Vento