sábado, 19 de febrero de 2011

Donnez-moi une de tequila, de l'égoïsme et de solitude.

This ain’t a song for the broken-hearted...

El reloj marca las 2:03 de la mañana, pero siempre va algo adelantado, casi tanto como mis pensamientos. Un bar desierto en el que apenas hace unas horas no se podía ni respirar. El suelo está pegajoso por el alcohol derramado y el dueño fuma un cigarro desafiando la nueva normativa. De fondo se repite una canción de Bon jovi y ya no me apetecen más chupitos de tequila.

....no silent prayer for the faith-departed...

Somos pocos, mis amigos se rien y hablan animadamente con el camarero. Yo permanezco sentado frente al cristal que comunica la calle con el establecimiento. Todo parece decadente y marchito, me gusta la paz que emana el lugar.

...I ain’t gonna be just a face in the crowd...

Observo mi reflejo en el espejo y con un giño de vanidad descubro que ante la luz de aquel bar no tengo muy mala pinta. Hacía tiempo que no me sentía a gusto conmigo mismo. Pero esa sensación es tan vacía que me hace sentir completamente solo. No hay nadie en el que pueda depositar todo lo que siento, todo el amor que estoy dispuesto a regalar se comprime en mi interior y me vuelvo cada vez más un Aureliano Buendía encerrado en el libro de Gabriel García Márquez.

...you’re gonna hear my voice, when I shout it out loud...

Es mi vida y tengo la sensación de que se agota conforme pasan lo días, las horas, los minutos, los segundos. Y siento que este es el único lugar al que venir a llorar por una Julieta que aún no ha llegado para este Romeo de corazón marchito.

...It’s my life, It’s now or never...


 Siempre pensando que llegará un momento en el que todo sea mejor. Pero ese momento no llega y mi vida se escapa. Seré feliz cuando consiga dejar de vivir en un futuro imaginario y me centre en este puto presente.

                                   

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