sábado, 1 de enero de 2011

Au dernier moment.

Y cuando todo parecía perdido, cuando la angustia, el alquitrán y las decepciones se habían fusionado dando lugar a un asqueroso vacío lleno flores marchitas con tallos de serrín, apareces tú y resumes en año en un instante.
Quizá tuviera razón aquella persona que me dijo que no hay que buscar el amor, ni tampoco intentar encontrarlo sino dejar que sea él el que te encuentre a tí.
Una vela en la oscuridad, un regalo inesperado, un horizonte plagado de castillos en el aire y cementerios subterráneos en cuyas lápidas se graba "Amor morte fortior" de forma descarada y desafíante.

 
Siempre quise ser uno de esos principes atípicos y repúblicanos que se enamoran de la bruja al final del cuento, porque sé que somos de un Disney macabro y rebelde con un giño a Tim Burton.


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