domingo, 10 de abril de 2011

Écrivain

Cogió el lapiz, lo mordió durante nueve segundos y empezó a trazar el mapa que previamente había inventado su subconsciente.
Comenzó a crear un mundo, su mundo. El lugar donde iba a  esconderse de este puto cliché que llamamos vida, donde todo ocurriera según lo previsto, donde huir, donde sentirse seguro, donde vivir.
Se sintió como un dios caprichoso creando a su antojo lo que despues destruiría. Él sería el destino de sus personajes, él les crearía, les alimentaría con palabras y les haría sufrir con inquisitoriales torturas ya olvidadas por los hombres. Él sería el titiritero y ellos sus marionetas.
Y cuando todo estuviera creado, cuando sus títeres gozaran de libre albeldrío y ya no le necesitaran,  destruiría aquel mundo con una lluvia de meteoritos incandescentes de gas mojado en alcohol.



Una risa oscura se desplazó por su garganta. Iba a ser divertido ser Dios.

                                                               

2 comentarios:

  1. escribir es magnífico, cuando escribes, al menos en mi opinión, es cuando más cerca estás de ti mismo y, en todo lo que se escribe, dejamos nuestra huella como un intrincado ADN...
    me encanta tu ADN!! ;)

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  2. como puedes atreverte? maldito.
    No, está muy bien, me gustó.

    P.D. se pasó por aquí dios(deverias recordar quien soy), te perdono que te pongas a mi altura, que no se repita

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