sábado, 18 de junio de 2011

Bouteille.

Coja una botella. Da igual si es de agua, de vino, de aceite... pero  preferiblemente que sea de vidrio o de cristal. Colóquesela en la boca y grite todo aquello que le oprime. Hable de su frustración en su entorno, en su familia, en sus estudios, en el amor... Respire de vez en cuando, pero no deje que se le escapen las palabras.
Desahóguese, suelte todo por lo que sufre en esa puta botella.
Suplíquela, insúltela y haga que sus lágrimas la bañen por completo.
Intente recomponer su orgullo herido, todos sabemos que nadie como usted es tan orgulloso y que, por lo tanto, sufre más con cada prejuicio, con cada impedimento, con cada barrera que se interpone en su camino.
Dígala todo eso a la botella, dígala que somos seres superficiales y que lejos quedó ya la utopía infantil de que la belleza está en el interior.
Coméntela como no entiende que le puedan pasar cosas malas a la gente buena, y que Dios, el karma y el destino son una absoluta gilipollez.
Grite entre las cristalinas paredes de la botella, que el mundo es un lugar injusto y salvaje, que todo depende de la suerte y que la vida cada vez tiene menos sentido.
Confiésele que ha dejado de creer en todo, que el deseo no es tal si nunca hay una mínima posibilidad de que se cumpla, que la esperanza solo complica las cosas, que la razón es debil, el amor superficial, y  el valor solo para aquellos que no tienen nada que perder.


Cuando haya terminado, cierre la botella con un tapón de corcho, colóquese en un lugar elevado, tire la botella al vacío y contamine aún más el medio ambiente con los trozos de vidrio y con sus pensamientos podridos. Quizá sobre algo de cristal para sus venas.
 
 

1 comentario:

  1. tal vez la botella sea la contaminada y no la contaminante. Tal vez las frustraciones no queden encerradas, en su defecto liberadas. Tal vez la botella no quiera escucharte, pero no tiene elección. Tal vez las locuras no deban de ser escuchadas, y esto no haya debido de ser publicado... tal vez consiga una botella, tal vez le diga cosas, cosas que quiera oír como amor, pasión, dulzura, belleza... tal vez en ese momento deje de pensar que el mundo es porquería y tal vez no quiera romperse para conservar lo que alguien algun día llamo poesía.

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