domingo, 13 de marzo de 2011

Comparer.

Si fuera más atractivo, o al menos si fuera tan seguro de mí mismo como presumo ser, hubiera atravesado el bar, flotando como un globo de Helio, y me hubiera acercado a tí con una ceja arqueada y media sonrisa, preguntándote cualquier chorrada por el simple placer de oír tu voz.
Mas como no he salido de ninguna película de Hollywood, me quedo en la otra esquina del bar, removiendo con la pajita una y otra vez los hielos de mi vaso, mirándote fijamente, como diciéndote que apenas te conozco pero que podrías llegar a ser esa Julieta que el tiempo juró regalarme. Pero mi mirada, frágil y mortecina, se desmorona cuando nuestros ojos se cruzan y yo aparto bruscamente la cabeza ante la presión de tus pupilas. Es entonces cuando pienso que cuando clavas la mirada hacia esta esquina del bar, lo haces por mí. Y mientras los demás alimentan la noche con sus risas de garrafón, yo lo hago engañándome a mí mismo con estos pensamientos, dirigiendo mis ojos hacia algún punto muerto de la pared. Resistiendo la tentación de mirarte de nuevo.
Algo me dice que eres especial, pero no sé que es. Estoy cansado de buscarle a todo una explicación lógica y racional. Quiero dejarme llevar por esa mirada recalcitrante que rebosa inteligencia y autodeterminación.
Y pienso que te pareces mucho a la diosa griega de la sabiduría y que esta noche estás demasiado guapa para alguien como yo, a pesar de que me he puesto mi mejor camisa por si te veía. Y pienso tambien que debería aprender la lección de tantas banas ilusiones que no hacen más que empeñarme a plazos el corazón. Y yo ya tengo demasiadas deudas con cúpido.


Tu mirada me petrifica el alma y casi hace que  me explote el corazón . Ya no puedo hablar, ni reir, ni beber. Solo observar como tu silueta femenina abandona el local.
Es entonces cuando te paras y dices: -Hasta luego eh?- y yo finjo no haberte oído para escuchar de nuevo tu voz, pero, sorprendentemente, te limitas a contestar: -déjalo, no he dicho nada- Y mi corazón vuelve a latir tras una prolongada pausa.
Y salimos del bar, y tú te vas escaleras arriba. Y llueve, pero muy poco.

                                                                

No hay comentarios:

Publicar un comentario