miércoles, 23 de marzo de 2011

Ode à l'impossible.

Quizá no sepa amar. A lo mejor no estoy hecho para el amor, o, quizá sea el amor el que no está hecho para mí. Lo más seguro es que la pura obsesión sea lo que me sacuda las entrañas, lo que tense mis músculos y me encienda el corazón.

Quizá Soledad siga clavando en mí sus nacaradas uñas de perla y esparto. Lo más seguro es que solo sea un masoquista sentimental, un tirano que solo desea que los demás sean aun más infelices que él. Y la envidia recorre mis venas cual arsénico decolorado al ver como la felicidad besa a todos y cada uno de los que están a mi alrededor. A todos menos a mí.

Quizá  mi positivismo llege a quebrarse cual copa de cristal, derramando el vino de su interior, un Cosecha de mis Miedos del 93.

Quizá el amor no se adapte a mi egocentrismo, solo he llegado a querer a una persona más que a mi propia vida, y ese amor se convirtió en una oda a lo imposible. Siempre serás un infeliz Vento, y lo serás porque nunca aceptarás que haya sentimientos que podamos controlar.
                                                        

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